El niño al mirar en la vitrina ese reluciente camión, lo deseó con todas sus ansias. Pese a ello; se quedó de brazos cruzados.... pero, como por arte de magia, al cabo de 27 días, lo tenía en sus manos.
Con el tiempo, el camión fue presentando problemas técnicos... pero era de buena calidad, así es que igual andaba (incluso tenía una bocina muy particular). ¿Era tiempo de cambiar el camión por uno más nuevo?. ... ... Mientras lo pensaba, comía un rico dulce... Luego sería momento de preocuparse de eso, por ahora, estaba ocupado saboreando aquel exquisita paleta que le había regalado su mamá.